No se puede estar al plato y a las tajadas en el tema de la construcción.
En las propuestas para Langreo no se puede apostar por derribar y rehabilitar; promover la edificación de vivienda protegida y la de iniciativa privada; la propiedad y el alquiler, todo al mismo tiempo.
Sin rechazar ninguna posibilidad, se debería apostar, preferentemente, por la rehabilitación y uso de las numerosas viviendas semi-abandonadas en el entorno rural y urbano, favoreciendo el transporte público entre el centro y los núcleos aislados, para revertir el proceso de despoblación, envejecimiento y aislamiento poblacional.
Esta opción, respetando el entorno natural y patrimonial, permitiría recuperar oficios, herramientas y materiales tradicionales; y formas de comunicación y transmisión de conocimientos participativas y sociales que se están perdiendo.
Complementariamente podría crearse una bolsa de terrenos, locales y viviendas disponibles para su uso habitacional, agrícola, comercial o industrial; con una labor de intermediación y garantía municipal a través de una Agencia de alquileres, u otro instrumento legal adecuado, fomentando la residencia, la producción y el consumo local.
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