Por eso le fue consagrado el primer mes del año y se le invocaba públicamente el primer día de enero, mes que derivó de su nombre.
Jano es representado con dos caras, mirando hacia ambos lados de su perfil.
Cuando los sabinos intentaron tomar el Capitolio, Jano hizo brotar aguas hirvientes sobre los enemigos, repeliéndolos.
Por ello se le invocaba al comenzar una guerra, y mientras ésta durara, las puertas de su templo permanecían siempre abiertas, con el fin de que acudiera en ayuda de la ciudad.
Al igual que Prometeo, Jano es una clase de héroe cultural, ya que se le atribuye entre otras cosas la invención del dinero, la navegación y la agricultura.
Según los romanos, este dios aseguraba buenos finales.
Ovidio caracteriza a Jano como aquel que él solo custodia el Universo.
Jano es padre de Fontus, dios de las fuentes, cascadas y pozos (de Aguas de Langreo también).
Jano inventa con Saturno la edad de oro, donde estaba establecida la igualdad de condiciones: ningún hombre estaba al servicio de otro, la propiedad privada fue anulada y todas las cosas eran propiedad común, como si todos tuvieran la misma herencia.
Era justamente en conmemoración de esa edad de oro feliz que se celebraban las Saturnales.
Las Saturnales se celebraban en honor a Saturno, dios de la agricultura. Las primeras se celebraban del 17 al 23 de diciembre, a la luz de velas y antorchas, por el fin del período más oscuro del año y el nacimiento del nuevo período de luz, o nacimiento del Sol Invictus, 25 de diciembre, coincidiendo con la entrada del Sol en el signo de Capricornio (solsticio de invierno). Probablemente las Saturnales fueran las fiestas de la finalización de los trabajos del campo, celebrada tras la conclusión de la siembra de invierno, cuando el ritmo de las estaciones dejaba a toda la familia campesina, incluidos los esclavos domésticos, tiempo para descansar del esfuerzo cotidiano. |
Pero en el literatura, Jano puede representar a una persona que manifiesta aspectos muy disímiles entre sí; o como alusión a la hipocresía.
En este sentido este dios es citado en la novela de Albert Camus, La caída.
(En ningún caso se trata de una alusión política).
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